Sé que estuve perdida pero hoy quiero dejarles algunas fotos de mi viaje de Semana Santa pues siempre tuve la idea de crear un blog que no sólo hablara de mi idea de moda, sino también de viajes y experiencias.
Bogotá es una ciudad que siempre resulta grata visitar, nunca te defrauda. Aunque ya había ido en otras oportunidades, esta fue una visita menos turística y más aventurera en la que tuve la oportunidad de conocer sitios más autóctonos de la ciudad y mezclarme con su gente. Sin duda, este tipo de experiencias te cambia la percepción.
De los bogotanos siempre me ha llamado la atención cómo ven a su cerro Monserrate. Para ellos es un respiro en medio de una ciudad plana, de su sabana. Para un caraqueño, acostumbrado a lo imponente de nuestra Ávila, quizás resulta pequeña. Pero es, sin duda, un paseo mágico que hay que realizar.
Estos lentes y el abrigo verde militar que ven en las fotos fueron mis fieles acompañantes durante todo el viaje. Los lentes son de Parfois y, apenas los vi, me enamoré por completo. En diciembre compré unos wayfarer con los cristales espejo en amarillos y me parecieron tan divertidos y prácticos que tuve que comprar estos rosados. Me encanta el toque irreverente que le dan a un look cualquiera, más aún si es uno no tan casual.
El abrigo es de Forever 21 y me encantó el corte que tiene. Mi mamá dice que parece el de El Principito. En otro post se los mostraré mejor. Y sí, lo utilicé casi a diario porque no pesa y combina con casi todo. Perfecto para el clima de Bogotá.
En Monserrate probamos el té de hoja de coca. La venden en aguardiente, en hoja, en té...en muchísimas presentaciones.
El Museo del Oro es otra de las paradas turísticas obligadas de la ciudad. Es increíble todas las figuras e instrumentos que se hacían con él. Lo mejor: cómo lo hacen. Si tienen la oportunidad de ir, al entrar reproducen un video explicativo en el que muestran todo el proceso para hacer un simple par de zarcillos.
La Catedral de Sal ya la conocía, pero, como muchas otras cosas en Bogotá, me sorprendió gratamente ver cómo han explotado su potencial para hacerla más atractiva al turismo. Cuando fui la primera vez, hace más de seis años, no había muchas tiendas dentro de la mina. Hoy, no son sólo tiendas de artesanías y esmeraldas, sino un show de luces que nos encantó.
Pronto les mostraré otro post con outfits que utilicé durante el viaje.
¡Gracias por leer!
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